Cómo evaluar proveedores con riesgo LA/FT

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En la prevención del Lavado de Activos y la Financiación del Terrorismo (LA/FT), muchas organizaciones centran sus esfuerzos en los clientes… pero olvidan un punto igual de crítico: los proveedores.

Un proveedor con prácticas opacas, vínculos sospechosos o sin controles adecuados puede convertirse en una puerta abierta al riesgo. Evaluar correctamente a quienes integran la cadena de suministro es, por tanto, una pieza esencial de cualquier sistema de cumplimiento.


1. Entender el riesgo del proveedor

El primer paso es determinar qué tipo de riesgo puede representar cada proveedor. No todos los riesgos son iguales:

  • Riesgo geográfico: si opera en países o zonas con altos niveles de corrupción o débil regulación.
  • Riesgo sectorial: si pertenece a rubros tradicionalmente vulnerables (construcción, joyería, importación/exportación, etc.).
  • Riesgo operativo: si maneja grandes volúmenes de efectivo o transacciones difíciles de rastrear.

Clasificar correctamente a los proveedores permite enfocar los esfuerzos de control donde realmente importa.


2. Aplicar la debida diligencia del proveedor

Así como se hace con los clientes, los proveedores también deben pasar por un proceso de debida diligencia. Esto incluye:

  • Verificar su existencia legal y registro.
  • Identificar beneficiarios finales y estructura accionaria.
  • Revisar antecedentes públicos, sanciones y listas restrictivas.
  • Solicitar información financiera y referencias comerciales.

La profundidad de la revisión dependerá del nivel de riesgo identificado.


3. Evaluar señales de alerta

Durante la relación comercial, pueden surgir alertas tempranas que indiquen un aumento del riesgo:

  • Cambios repentinos en la titularidad o socios.
  • Facturación irregular o montos desproporcionados.
  • Falta de transparencia sobre el origen de fondos o actividades.
  • Negativa a proporcionar información básica.

Estas señales deben documentarse y, si es necesario, activar un proceso de revisión o suspensión del vínculo.


4. Mantener una evaluación continua

La gestión de riesgos LA/FT no termina con la selección inicial. Es fundamental monitorear periódicamente a los proveedores y actualizar su clasificación de riesgo.
Un proveedor que era “bajo riesgo” hace un año, hoy puede no serlo si cambió su contexto operativo o país de origen.


Conclusión

Evaluar a los proveedores desde la óptica del riesgo LA/FT no solo es una exigencia regulatoria: es una práctica de gestión inteligente y preventiva.

Implementar una metodología clara, con criterios objetivos y documentación adecuada, permite proteger la reputación y estabilidad de la organización, fortaleciendo además la cultura de cumplimiento en toda la cadena de valor.

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Autoevaluación de riesgos paso a paso

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Autoevaluación de riesgos paso a paso

Cómo entender, medir y fortalecer la gestión de riesgos en tu entidad

Toda entidad —sin importar su tamaño o rubro— enfrenta riesgos.
Pero solo algunas logran gestionarlos de forma efectiva, porque no se limitan a tener un documento, sino que aplican una metodología ordenada, práctica y continua: la autoevaluación de riesgos.

Este proceso permite identificar qué tan expuesta está la organización, dónde están las debilidades y cómo priorizar acciones de mejora. A continuación, te explico cómo hacerlo paso a paso.


1. Define el alcance y los objetivos

Antes de comenzar, es fundamental establecer qué se va a evaluar y para qué.
No es lo mismo una autoevaluación general del sistema LA/FT que una revisión puntual de un área o proceso.

Pregúntate:

  • ¿Qué quiero conocer? (Ej. exposición al riesgo de clientes o efectividad de los controles).
  • ¿Qué procesos, productos o canales están incluidos?
  • ¿Qué período de tiempo abarca la evaluación?

Definir el alcance evita dispersión y permite enfocar los esfuerzos donde realmente importa.


2. Identifica los riesgos inherentes

El siguiente paso es reconocer los riesgos naturales de la entidad, es decir, los que existen antes de aplicar controles.
En prevención de LA/FT, los factores más comunes son:

  • Tipo de clientes: particulares, empresas, PEPs, organizaciones sin fines de lucro.
  • Productos y servicios: cuentas, préstamos, remesas, transferencias internacionales.
  • Canales de distribución: presencial, digital, corresponsales, intermediarios.
  • Zonas geográficas: países o regiones con diferente nivel de riesgo.

Cuanto más amplias y complejas sean estas variables, mayor será el nivel de exposición inicial.


3. Evalúa los controles existentes

Una vez identificados los riesgos, hay que analizar qué controles existen y qué tan eficaces son.
Esto incluye políticas, procedimientos, sistemas tecnológicos y la capacitación del personal.

Aquí se trata de evaluar no solo la existencia del control, sino su efectividad real:
¿Se aplica de forma constante? ¿Se documenta correctamente? ¿Reduce el riesgo o solo lo aparenta?

Un control que existe pero no se cumple equivale a no tenerlo.


4. Determina el riesgo residual

El riesgo residual es el nivel de riesgo que permanece después de aplicar los controles.
Se calcula combinando la probabilidad de ocurrencia con el impacto potencial.

Por ejemplo: si una entidad atiende a clientes extranjeros pero tiene un proceso sólido de debida diligencia, el riesgo residual será moderado.
La clave es clasificar cada riesgo (alto, medio o bajo) con criterios objetivos y coherentes.


5. Documenta y justifica tus resultados

Todo el proceso debe quedar registrado.
Una buena autoevaluación incluye:

  • Matriz de riesgos con sus controles.
  • Evidencia de revisión.
  • Criterios de calificación.
  • Conclusiones y plan de acción.

La documentación no es un formalismo: es la prueba ante auditores y reguladores de que la entidad conoce sus riesgos y los gestiona activamente.


6. Planifica las mejoras

El propósito de la autoevaluación no es solo medir, sino mejorar.
Cada debilidad identificada debe transformarse en una acción concreta con responsable y fecha.
Por ejemplo: fortalecer la debida diligencia, actualizar matrices, capacitar personal o automatizar controles.

Un plan de acción claro convierte el diagnóstico en resultados.


7. Repite y actualiza periódicamente

Los riesgos cambian con el tiempo: nuevos productos, cambios regulatorios o contextos económicos modifican la exposición.
Por eso, la autoevaluación no debe ser un ejercicio único, sino un proceso recurrente, al menos una vez al año o cada vez que haya cambios relevantes.


Conclusión

La autoevaluación de riesgos es mucho más que una obligación: es una herramienta estratégica para proteger la estabilidad, la reputación y la continuidad de la entidad.

Aplicada de forma sistemática, permite anticiparse a los problemas, fortalecer controles y demostrar ante cualquier auditoría que la gestión del riesgo no es un documento estático, sino un proceso vivo y en constante mejora.

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Cómo evitar sanciones y multas

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La diferencia entre cumplir en papel y cumplir en la práctica

En el mundo del cumplimiento y la prevención de lavado de activos, muchas entidades creen que están protegidas simplemente por tener un manual o un conjunto de políticas escritas. Sin embargo, cuando llega una auditoría o una inspección, esas mismas entidades descubren que su sistema no está realmente funcionando.
El resultado suele ser el mismo: observaciones, sanciones y pérdida de credibilidad ante las autoridades y los bancos corresponsales.

Evitar sanciones no depende de llenar carpetas o de responder correos a último momento. Depende de construir un sistema que funcione en la práctica, todos los días.


1. Comprender por qué se sanciona a las entidades

Las sanciones no siempre se deben a casos graves de lavado o financiamiento del terrorismo.
En realidad, la mayoría de las multas surgen por omisiones, falta de documentación o incumplimiento en la aplicación real de los procedimientos.

Ejemplos comunes incluyen:

  • Formularios incompletos o sin firmas.
  • Actualizaciones de clientes fuera de plazo.
  • Capacitación del personal sin respaldo documental.
  • Informes de riesgo que no se revisan ni se actualizan.

En otras palabras: no basta con hacer las cosas bien; hay que poder demostrar que se hicieron bien. La trazabilidad es el mejor escudo contra las sanciones.


2. Transformar las políticas en práctica diaria

Los manuales y las resoluciones internas sirven de guía, pero no garantizan el cumplimiento real.
Un sistema efectivo es aquel que logra que las políticas se traduzcan en conductas operativas.

Eso significa que cada persona —desde quien atiende al cliente hasta quien aprueba una operación— debe saber qué se espera de ella y cómo registrar su actuación.

Un sistema preventivo no se mide por su tamaño o complejidad, sino por su capacidad de integrarse al día a día sin generar fricción. Formularios claros, procedimientos automatizados y una supervisión activa son la base para lograrlo.


3. Medir, revisar y ajustar de forma constante

Un error común es creer que el cumplimiento se diseña una vez y queda terminado.
Las normativas cambian, los riesgos evolucionan y los perfiles de los clientes también.

Por eso, las entidades que logran mantenerse libres de sanciones son las que implementan procesos de revisión continua:

  • Revisan sus matrices de riesgo al menos una vez al año.
  • Evalúan la efectividad de los controles aplicados.
  • Documentan las correcciones y mejoras implementadas.

Un sistema vivo y en constante ajuste transmite a las autoridades la señal más poderosa de todas: compromiso real con la prevención.


4. Demostrar cumplimiento antes de que lo exijan

La diferencia entre las entidades sancionadas y las que no lo son suele estar en la evidencia disponible.
No se trata solo de cumplir, sino de poder probar que se cumple.

Reportes de monitoreo, actas de capacitación, registros de alertas y seguimientos de casos deben estar organizados, actualizados y fácilmente accesibles.
Cuando un auditor pide información y la entidad responde con rapidez, demuestra que su sistema no es decorativo: funciona y está bajo control.


5. Fomentar una cultura de cumplimiento

Ningún Oficial de Cumplimiento puede evitar sanciones por sí solo.
La prevención es efectiva cuando toda la organización entiende su rol y su responsabilidad.
Cada colaborador que actualiza un expediente, revisa un documento o identifica una operación inusual está contribuyendo directamente a proteger la institución.

Formar una cultura de cumplimiento significa que el personal no actúa por obligación, sino por conciencia: comprende que prevenir es proteger su propio trabajo, la reputación de la entidad y la estabilidad del sistema financiero.


Conclusión

Evitar sanciones y multas no depende de tener más normas o controles, sino de hacer que el sistema funcione en la práctica.
Un verdadero Sistema LA/FT es aquel que combina políticas claras, procedimientos aplicados, evidencias ordenadas y una cultura institucional sólida.

Cumplir no es llenar formularios: es demostrar compromiso, transparencia y mejora continua.
Las entidades que entienden esta diferencia no solo evitan sanciones; también ganan algo mucho más valioso: confianza.

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Diagnóstico Inicial y Mapa de Ruta: El primer paso hacia un sistema antilavado efectivo

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En el mundo empresarial, la prevención del Lavado de Activos y del Financiamiento del Terrorismo (LA/FT) no puede improvisarse. No basta con tener manuales guardados en un archivo ni con declaraciones de buenas intenciones: se necesita un sistema real, diseñado para anticipar riesgos, detectar vulnerabilidades y asegurar el cumplimiento normativo. Sin embargo, antes de implementar controles o diseñar procedimientos, toda organización debe dar un paso fundamental: realizar un diagnóstico inicial.

El diagnóstico inicial cumple la función de una radiografía de la empresa. Permite conocer con claridad cuál es la situación actual y, sobre todo, dónde están las brechas que podrían convertirse en puntos débiles frente al riesgo LA/FT. Este análisis contempla aspectos clave como el nivel de conocimiento del personal, la existencia de políticas y procedimientos formales, los controles que ya están en práctica y las áreas donde la normativa aún no se cumple. Lejos de ser un ejercicio burocrático, el diagnóstico es la base que dará sentido a todo lo que vendrá después.

Ahora bien, detectar problemas no es suficiente. Una vez que la empresa entiende su realidad, debe transformar esa información en un plan de acción claro. Aquí aparece el segundo elemento esencial: el mapa de ruta. Este documento funciona como la brújula que orienta a la organización paso a paso, evitando improvisaciones y asegurando que cada medida tomada tenga un propósito definido.

El mapa de ruta convierte el diagnóstico en un plan estratégico dividido en fases. Generalmente, se organiza en acciones inmediatas (0 a 15 días), intermedias (15 a 30 días) y finales (30 a 45 días). Cada fase incluye qué hacer, quién será responsable, qué recursos se necesitan y qué indicador permitirá medir si la tarea se cumplió con éxito. Así, la empresa no solo planifica, sino que también puede monitorear y evaluar su progreso.

Los beneficios de trabajar con un diagnóstico y un mapa de ruta son múltiples. En primer lugar, brindan claridad estratégica, ya que evitan que la organización se disperse en múltiples tareas sin orden ni prioridad. En segundo lugar, permiten una optimización de recursos, porque la energía y el presupuesto se enfocan en lo más urgente. En tercer lugar, aseguran un cumplimiento normativo tangible, al cerrar las brechas que pueden exponer a la empresa a sanciones, multas o pérdida de reputación. Finalmente, promueven un mayor compromiso interno, ya que cada área tiene tareas concretas y medibles, lo que hace que la prevención deje de ser un tema abstracto.

Es importante subrayar que tanto el diagnóstico como el mapa de ruta no son documentos estáticos. Deben revisarse, actualizarse y adaptarse a medida que cambian los riesgos, los clientes, los productos y las regulaciones. Solo así el sistema se mantiene vivo y alineado con la realidad.

En conclusión, toda empresa que busque implementar un sistema antilavado sólido debe comenzar con estos dos pasos: mirarse al espejo a través del diagnóstico inicial y trazar un camino con el mapa de ruta. Omitir esta etapa equivale a navegar a ciegas; en cambio, asumirla con seriedad garantiza dirección, control y la confianza de que se está construyendo un verdadero blindaje frente a los riesgos de LA/FT.

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Por qué la mayoría fallan en la prevención – y cómo evitarlo

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La falsa sensación de seguridad

Muchas empresas creen que tener manuales impresos, políticas generales o un simple sistema automático de control, ya es suficiente para la prevención de riesgos. Sin embargo, la realidad demuestra lo contrario: la mayoría de las organizaciones que enfrentan problemas en gestión de riesgos LA/FT (Lavado de Activos y Financiamiento del Terrorismo) no fallan por falta de normas, sino por falta de aplicación práctica.

El error común es pensar que el cumplimiento se logra con “papeles en regla” o con sistemas que trabajan en piloto automático. Pero la prevención real exige algo más profundo: personas capacitadas, procesos claros y una cultura de cumplimiento instalada en el día a día.

Tres errores que conducen al fracaso

1. Confundir documentación con prevención

Tener manuales o políticas no garantiza resultados. El verdadero impacto está en cómo se aplican en la práctica y cómo se adaptan a los cambios del negocio.

2. Depender solo de la tecnología

   Los softwares de monitoreo y los sistemas automáticos ayudan, pero no reemplazan la **mirada crítica del ser humano**. Un colaborador atento puede detectar señales que un algoritmo no interpreta.

3. Falta de liderazgo y seguimiento

La prevención se debilita cuando la dirección no impulsa la gestión de riesgos con firmeza. Si los líderes no dan el ejemplo, la cultura organizacional queda en palabras vacías.

Cómo evitar caer en estos errores

El camino hacia un sistema efectivo de Prevención y Gestión de Riesgos LA/FT no es complejo, pero requiere decisión y constancia. Para lograrlo, considera estos pasos:

Diagnóstico inicial: identifica dónde estás hoy y qué riesgos son más relevantes para tu sector.

Capacitación práctica: más allá de la teoría, entrena a tu equipo para que reconozca señales de alerta en situaciones reales.

Aplicación gradual: implementa controles simples y medibles que se fortalezcan con el tiempo.

Monitoreo constante: revisa periódicamente los procedimientos y ajusta lo que no funcione.

Compromiso directivo: cuando los dueños o gerentes se involucran, el resto del equipo sigue el ejemplo.

La oportunidad de transformar la prevención en ventaja

Las Entidades Financieras y las  PyMEs que entienden la prevención no como una carga, sino como una ventaja competitiva, descubren beneficios inesperados: generan confianza en clientes, atraen mejores socios y se diferencian frente a competidores que siguen improvisando.

En otras palabras, la prevención no es un costo: es una inversión en seguridad, reputación y sostenibilidad.

Conclusión

La mayoría falla en la prevención porque la reduce a papeles, sistemas automáticos o discursos bonitos Quienes logran evitarlo son los que construyen un sistema de prevención vivo, donde cada persona entiende su rol y la dirección marca el camino.

Si quieres que tu organización esté del lado de quienes previenen de verdad, empieza hoy: diagnostica, capacita, aplica y supervisa. La prevención no se improvisa, se construye paso a paso.

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Mentoring Grupal en Prevención y Gestión de Riesgos LA/FT

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El Mentoring Grupal en Prevención y Gestión de Riesgos de Lavado de Activos y Financiamiento del Terrorismo (LA/FT) se ha convertido en una de las metodologías más efectivas para empresas que buscan fortalecer su cultura de cumplimiento y, al mismo tiempo, generar valor agregado a su gestión.

A través de este formato, los participantes no solo adquieren conocimientos prácticos sobre prevención de LA/FT, sino que también desarrollan habilidades para aplicar controles internos, identificar riesgos y proteger la reputación de su organización

Un espacio de aprendizaje colaborativo

El mentoring grupal se basa en la fuerza de la comunidad. En cada sesión, los participantes comparten experiencias, buenas prácticas y desafíos, creando un ambiente de aprendizaje enriquecido por la diversidad de sectores: comercio, industria y servicios.

- Una empresa comercial puede explicar cómo aplica la Debida Diligencia del Cliente (DDC)

- Una industria puede mostrar cómo implementa matrices de riesgos LA/FT.

- Una empresa de servicios puede exponer casos de detección de señales de alerta.

El resultado es un aprendizaje práctico, donde la teoría se traduce en soluciones aplicables al día a día.

Más allá del cumplimiento: crear una cultura de prevención

El Mentoring en Gestión de Riesgos LA/FT no se limita a cumplir normativas o evitar sanciones. Su verdadero propósito es impulsar una cultura de prevención dentro de las organizaciones.

Esto implica que todos los niveles —desde directivos hasta colaboradores— comprendan la importancia de aplicar políticas, controles y procedimientos para mitigar riesgos.

Beneficios de la cultura de prevención

- Protege la reputación corporativa.

- Fortalece la confianza con clientes y aliados estratégicos.

- Abre puertas a nuevos mercados y oportunidades de negocio.

Invertir en prevención es también invertir en crecimiento y sostenibilidad.

El Mentoring Grupal en Prevención de Lavado de Activos y Financiamiento del Terrorismo demuestra que el camino no se recorre en soledad. Cada sesión genera inspiración para transformar el conocimiento en acción.

Los participantes avanzan con herramientas concretas, como:

* Manuales y políticas internas adaptadas a su empresa.

* Procedimientos de monitoreo y reporte.

* Estrategias de capacitación para su equipo.

Conclusión

El Mentoring Grupal en Prevención y Gestión de Riesgos LA/FT es más que una capacitación: es una experiencia de transformación. Permite a las organizaciones aprender, compartir y crecer en un entorno colaborativo que potencia la integridad, la transparencia y la confianza.

En un mundo donde la prevención es clave para la sostenibilidad, este modelo se convierte en un motor de cambio que inspira a las empresas a construir un futuro más seguro y responsable.

CTA: Únete al Mentoring Grupal en 45 Días

Si quieres llevar a tu organización de cero a un sistema antilavado efectivo en tan solo 45 días, este es el momento.

En nuestro Mentoring Grupal en Prevención LA/FT, recibirás acompañamiento experto, ejercicios prácticos y plantillas listas para aplicar, junto con el poder del aprendizaje colaborativo.

Da el siguiente paso hacia la cultura de prevención que tu empresa necesita.

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Importación de Vehículos y Lavado de Dinero: Señales de Alerta que las Empresas Deben Conocer

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La importación de vehículos representa una de las actividades comerciales más expuestas al Lavado de Activos y Financiamiento del Terrorismo (LA/FT). El alto valor de las operaciones, la participación de múltiples actores internacionales y la facilidad de manipular facturas y precios hacen de este sector un terreno fértil para prácticas ilícitas. Reconocer las señales de alerta es clave para prevenir riesgos y proteger tanto a las empresas como al sistema financiero.

¿Por qué la importación de vehículos es atractiva para el LA/FT?
1. Volumen económico elevado: La compra de un lote de vehículos puede movilizar millones de dólares en una sola transacción.
2. Facturación manipulada: El sobreprecio o subfacturación de vehículos permite justificar ingresos ilícitos o evadir controles tributarios.
3. Pagos internacionales complejos: Transferencias desde paraísos fiscales o países de alto riesgo pueden encubrir el origen del dinero.
4. Uso de intermediarios: Empresas pantalla o testaferros facilitan la importación en nombre de terceros.

Señales de alerta en operaciones de importación
- Importaciones a nombre de empresas recién creadas sin historial comercial comprobable.
- Transacciones donde el valor declarado no coincide con el valor de mercado del vehículo.
- Pagos realizados desde cuentas offshore sin vinculación aparente con el importador.
- Cambios frecuentes de propietarios apenas ingresan los vehículos al país.

Cómo deben actuar las empresas importadoras
- Implementar controles internos robustos: Monitoreo de facturación, pagos y documentación de respaldo.
- Aplicar Debida Diligencia del Cliente (DDC): Verificar origen lícito de los fondos y antecedentes de los socios comerciales.
- Establecer políticas de reporte: Cualquier operación inusual debe notificarse a la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF).
- Capacitación constante: Todo el personal debe reconocer tipologías y riesgos asociados al sector automotriz.

Conclusión
La importación de vehículos y su vínculo con el lavado de dinero es un desafío que requiere acción preventiva inmediata. Las empresas que implementan buenas prácticas no solo cumplen con la Ley 1015/97 y la Resolución 196/2020, sino que también fortalecen su reputación y contribuyen a un mercado automotriz más transparente y confiable.

Te esperamos para profundizar en el tema, aclarar tus dudas y dar juntos un paso firme hacia una cultura de cumplimiento en el sector automotor. clic en Clase en Vivo: Ley 1015 y sus modificaciones


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Cómo la Compra y Venta de Vehículos Puede Facilitar el LA/FT: Claves para Detectar y Prevenir

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El mercado de compra y venta de vehículos es dinámico y genera un volumen considerable de transacciones. Sin embargo, esta misma característica lo convierte en un espacio vulnerable frente al Lavado de Activos y Financiamiento del Terrorismo (LA/FT). Quienes buscan dar apariencia legal a fondos ilícitos encuentran en los vehículos una herramienta efectiva para mover grandes sumas de dinero bajo operaciones aparentemente legítimas.

Mecanismos utilizados en el sector
1. Sobrevaloración o subvaloración de vehículos: Declarar precios artificialmente altos o bajos en facturas de compra/venta para justificar movimientos de dinero.
2. Interposición de terceros: Utilizar testaferros para adquirir vehículos y ocultar la verdadera identidad del beneficiario final.
3. Rotación rápida de vehículos: Comprar y revender en lapsos cortos, para mezclar dinero ilícito con ingresos aparentes de la actividad comercial.
4. Operaciones internacionales sin justificación clara: Importaciones y exportaciones de vehículos con facturas adulteradas o pagos desde jurisdicciones de alto riesgo.

Señales de alerta en concesionarias y talleres de compra/venta
- Clientes que no muestran interés en el precio real del vehículo y solo buscan concretar la operación rápidamente.
- Pago con múltiples transferencias de distintas cuentas o entidades financieras.
- Personas físicas o jurídicas con bajo perfil económico que adquieren vehículos de lujo.
- Compradores que rehúsan entregar documentación de respaldo sobre el origen de los fondos.

Estrategias de prevención para el sector automotriz
- Aplicar procedimientos de Debida Diligencia (DDC): Identificación de clientes, beneficiarios finales y validación de la capacidad económica.
- Capacitar a empleados y directivos: Para reconocer tipologías de LA/FT asociadas al mercado automotriz.
- Reportar operaciones sospechosas: Informar a la autoridad competente aquellas transacciones que no tengan justificación comercial razonable.
- Cumplir con la normativa vigente: Ley 1015/97, sus modificaciones y resoluciones complementarias, como la 196/2020.

Reflexión final
La compra y venta de vehículos es un sector atractivo para los lavadores de dinero, pero también puede convertirse en un ejemplo de resiliencia y buenas prácticas si las empresas adoptan controles efectivos. Implementar medidas preventivas fortalece la transparencia del mercado y protege a las organizaciones frente a riesgos legales, financieros y reputacionales.

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