Cuando los idiomas se convierten en un problema para el cumplimiento ALD

Antilavado Post

El rastreo de la documentación necesaria para cumplir con las obligaciones de identificación de cliente y de monitoreo de transacciones es un desafío bajo cualquier circunstancia, pero cuando existe una barrera de lenguaje, la dificultad puede aumentar en forma exponencial.

La traducción de la información clave en los sitios de Internet y en los documentos financieros que podrían revelar los riesgos de prestar servicios bancarios a un cliente o de trabajar con una institución corresponsal pueden ser particularmente dificultosos para los bancos pequeños y sujetos obligados con presupuestos reducidos.

Existen traductores gratuitos o económicos disponibles en Internet, pero esas herramientas pueden no ser precisas, especialmente cuando se trabaja con el lenguaje complejo y especializado del cumplimiento antilavado. Como resultado de ello, muchos expertos recomiendan contratar a traductores humanos para descifrar cualquier documento potencialmente explosivo o técnicamente complejo.

Sin embargo, contratar a un traductor experimentado que tenga tanto el conocimiento del sistema legal regional y la visión de la industria en particular puede ser enormemente oneroso y puede llegar desde US$ 0.10 hasta US$ 0.30 por palabra, de acuerdo con lo informado por la Asociación de Traductores Estadounidenses (ATA, por sus siglas en inglés).

Pero si bien trabajar con herramientas de traducción, en Internet o en otra fuente, es mucho más económico, en algunos casos produce resultados negativos: “Puede ser realmente desastroso si la traducción no es hecha correctamente”, explicó el entonces presidente de la ATA, Jiri Stejskal.

Stejskal recuerda una oportunidad en que una compañía estadounidense trató de traducir de inglés al checoslovaco una frase simple: “Marque la fecha” al promover un futuro evento. Utilizaron un traductor en línea y lo que tradujo fue esto: “Marque el artículo definitivo de la fruta del árbol de la fecha”. Stejskal señaló que “No tenía ningún sentido. Tuvieron que enviar una disculpa a todos”.

Para los bancos, las posibilidades de encontrarse en esa situación son altas, dijo Stejskal al agregar que más instituciones financieras podrían volcarse a traductores en línea o a traductores personales a medida que aumentan su presencia internacional.

Un oficial de cumplimiento podría evaluar contar con un traductor en línea. Además del producto de Google, las ofertas existentes incluyen altavista.babelfish.com y dictionary.com. Estos funcionan “si solo está haciendo una investigación simple sobre lo que puede parecer un cliente de bajo riesgo y una traducción en línea sencilla confirma la impresión inicial”.

La situación cambia considerablemente si el oficial de cumplimiento concluye que la traducción del conozca a su cliente (CSC) o de la información de la transacción -detalles acerca del negocio del cliente o de una transferencia- sugieren que el cliente es un lavador de dinero.

Antes de entregar esas conclusiones a los superiores sería aconsejable para el oficial contar con la ayuda de un traductor humano -preferiblemente alguien cuyo idioma nativo sea el de la traducción en cuestión- para que revise la traducción y determinar su precisión, sugirió Stejskal.

El inglés y el español son idiomas más fáciles para encontrar traductores humanos que no sean tan costosos, mientras que al árabe, el japonés y algunos idiomas menos conocidos se les aplican aranceles mucho más altos. Stejskal agregó que “las herramientas en línea también son importantes. Pero todo depende del objetivo y si la información transmitida será transmitida a la gerencia superior o si será parte de alguna operación sospechosa reportada que sería revisada por el regulador”.

Esa es la estrategia utilizada por un oficial de cumplimiento en un banco mediano estadounidense, quien dijo que los traductores en línea son relativamente precisos, ahorran tiempo y dinero, y pueden ser revisados por otros trabajadores del banco cuyo idioma nativo sea el mismo antes de verse forzados a contratar a traductores profesionales.

El realizar la traducción internamente no es una opción cuando una persona envía documentos al banco en un idioma –podría ser ruso, algún idioma oriental o árabe– que no sea hablado por el personal, indicó Candy DuPont, especialista ALD del First United Bank, en Boca Ratón (Florida).

Las embajadas locales también pueden ayudar a verificar la autenticidad de los documentos extranjeros.

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