Factores claves en la elaboración de una matriz de riesgo

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 Contar con una matriz de riesgos es fundamental para identificar y medir la exposición a riesgos de la empresa y poder contar con un sólido programa de cumplimiento contra el LA/FT. Actualmente con la divulgación de informaciones sobre Gestión de Riesgos, la elaboración de una matriz a pesar de ser un proceso complicado y delicado, es relativamente fácil de realizarlo.

Son muchos los factores que pueden ser considerados y mientras más sean incluidos, más completo y efectivo será el proceso de asignación de niveles de riesgos dentro de la organización. Dependiendo del nivel de complejidad de las operaciones de la empresa y de los riesgos a los que está expuesta, las matrices deben incluir el número de factores necesarios para poder hacer un análisis adecuado del potencial riesgo.

Algo fundamental es que se deben contemplar factores de los cuales se tenga información certera y precisa. No tiene sentido incluir en la matriz factores de los cuales no se tiene información. Por ejemplo, decidir contemplar los “antecedentes penales” de los clientes como un factor de riesgo, si no tenemos forma de acceder a bases de datos judiciales y no se cuenta con servicios que suministren una información precisa al respecto. 

Algunas matrices pueden incluir hasta 30 factores diversos, dependiendo del acceso a la información que se tenga disponible. Sin embargo, existen algunos factores básicos que no deben ser ignorados y que deben estar incluidos en todas las matrices:

1. Antigüedad de la relación con el cliente: considera el riesgo en función del tiempo de relación comercial. Cuanto más antiguo es el cliente, se reduce la posibilidad de riesgos ya que existe un conocimiento más profundo de los distintos aspectos relacionados a la práctica que se ha venido llevando adelante en la relación; algo que no existe con un cliente nuevo.

2. Tipo de cliente: Primero es necesario evaluar si se trata de una persona física (donde el riesgo es menor) o jurídica considerando en el último caso el tipo de sociedad que la conforma. El mayor riesgo que presenta una sociedad es el impedimento de conocer al beneficiario final, siendo menos riesgosas aquellas compañías que cotizan en bolsa o entidades financieras sujetas a regulaciones ALD/CFT. Tanto en el caso de personas físicas como en el de las jurídicas se debe verificar si se trata de PEPs, en cuyo caso debe considerarse como cliente de alto riesgo.

3. Actividad: identificar si la actividad es susceptible al lavado. Constituirán menor riesgo aquellas actividades relacionadas con la producción y elaboración de productos/mercaderías. Mientras que el mayor riesgo lo constituirán aquellas actividades donde hay un flujo alto de dinero en efectivo, las actividades relacionadas con el juego, las entidades de beneficencia y fundaciones sin fines de lucro, industrias químicas y farmacéuticas y aquellas que manejen alto flujo de transferencias.

4. Nacionalidad: Evalúa el origen del cliente. Se consideran de mayor riesgo aquellos clientes provenientes de países con baja o nula tributación o con legislación incompatible a las normativas del GAFI. Mientras que un nivel medio de riesgo se asocia a países que no llegan a adecuarse a las recomendaciones del GAFI o considerados riesgosos para FinCEN.

5. Países de baja o nula tributación: Analiza el riesgo de entablar relaciones comerciales con clientes naturales de países de baja o nula tributación, considerado de riesgo máximo.

6. Países incluidos en la lista de FATF/GAFI: evalúa el riesgo relacionado a clientes ubicados en países donde existen contra medidas a las recomendaciones del GAFI, como Irán y Corea del Norte. Países con deficiencias en materia ALD/CFT. 

7. Zona geográfica local: evalúa el riesgo según la ubicación de la sucursal donde opera el cliente o donde mayores operaciones lleva a cabo. Considerándose de mayor riesgo las localidades cercanas a las fronteras, puntos de salida como aeropuertos o puertos, zonas donde se concentran en abundancia actividades informales, grandes urbes, zonas de libre comercio, zonas con alto índice de narcotráfico y delitos financieros.

8. Tipos de transacciones, productos y servicios que utiliza el cliente: considera el riesgo según los productos que demanda el cliente. El alto riesgo se constituye según si están involucradas grandes sumas de dinero, si se trata de productos endosables al portador, cuando se permite que se involucre a terceros, servicios con alto grado de anonimato o gran velocidad de movimiento, compra y venta de moneda extranjera, banca electrónica, cuentas de concentración o recaudación, instrumentos monetarios y servicios fiduciarios y de gestión de activos.

9. Perfil transaccional: define el riesgo en función de los valores que se proyectan para los movimientos de una determinada entidad, según el perfil transaccional. Se toma en cuenta la situación patrimonial y toda la información previa respecto a la entidad. Los clientes se diferencias según lo que se estima esperable para sus operaciones, estableciendo diferencias entre persona física y jurídica. A mayor volumen de dinero en las transacciones, mayores deberán ser los controles.

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