Banqueros aconsejan decirle “no” a los clientes que no dan detalles sobre beneficiarios finales o dueños reales

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Los bancos deberían rehusar hacer negocios con aquellas compañías que no entregan la información adecuada sobre el beneficiario final, según profesionales bancarios y legisladores.

Los banqueros y los consultores de la industria señalan que rechazar la posibilidad de hacer negocios a veces es la mejor táctica para mantener a las instituciones financieras lejos de los defraudadores que abusan de las laxas leyes nacionales de constitución de compañías para lavar dinero y ocultar sus identidades con capas de compañías pantalla, sociedades de responsabilidad limitada (por sus siglas en inglés, LLC) y cuentas offshore.

El año pasado el Grupo de Acción Financiera (GAFI), con sede en Paris, organismo que establece los estándares internacionales antilavado de dinero, la Red de Control de Crímenes Financieros del Departamento del Tesoro de los EE.UU. (por sus siglas en inglés, FinCEN), y un informe del Senado, criticaron la facilidad con que los delincuentes pueden establecer LLCs y compañías pantalla en forma anónima, incluso en Internet.

Si un potencial cliente comercial  está “poniendo reparos”, diciendo “le daremos esto y le daremos aquello”, simplemente le decimos que esperaremos para abrir la cuenta hasta que podamos verificarlo”, dijo Richard Harvey, quien encabezara en su momento, las operaciones de cumplimiento para América del Norte del banco holandés Rabobank.

Antes de que se hubiese presentado el proyecto, 1996,  Harvey ha había rechazada a varios potenciales clientes, dijo, porque “ninguno tenía el derecho de abrir una cuenta en ninguna institución financiera.  Me encantaría tener tantos clientes como sea posible, pero hoy más que nunca, los riesgos son tremendos.  Uno no quiere ser un vehículo de la actividad criminal”.

Algunos de esos posibles vehículos están en este país.  Los agentes de constitución de compañías publicitan que los estados, incluyendo a Delaware y Nevada, ofrecen un “anonimato completo” para constituir corporaciones, dijo Mark Matthews, abogado de impuestos y litigios en la firma de abogados Margan, Lewis & Bockius.

Ese anonimato puede ser una incomodidad para las autoridades estadounidenses cuando tratan con sus contrapartes internacionales al intentar descubrir a los dueños beneficiarios de las compañías que han rastreado hasta los EE.UU.  “Es una pesadilla de control legal”, dijo Harvey en una reciente conferencia antilavado de dinero realizada en el estado de la Florida.

La Ley Patriot de 2001 obligó a los bancos a adoptar programas de identificación de clientes (PIC) a partir de octubre de 2003 para verificar la identidad de todos los clientes en una medida “razonable y practicable”, obteniendo sus nombres, domicilios, fechas de nacimiento y números de identificación de contribuyente.  Los bancos pueden aceptar otras formas de identificación, pero pueden asumir un riesgo mayor al hacerlo.

Harvey dijo que el programa PIC y las operaciones en los EE.UU. del Rabobank están basados en el riesgo y cumplen con las regulaciones de la Ley de Secreto Bancario.  Con relación a los clientes comerciales, obtiene copia del acta constitutiva y cualquier documento habilitante de los mismos, y pregunta quiénes son los funcionarios principales de la entidad comercial.

Si la compañía está en un país extranjero considerado de alto riesgo, podría ir más allá de la información de rutina y preguntar sobre su estructura comercial para determinar a grandes rasgos cuánto dinero debería ingresar y egresar como consecuencia de las operaciones – asegurándose que sea un plan comercial legítimo y no una pantalla.

Mary Jane Whiteman, entonce, gerenta de cumplimiento y antilavado de dinero de las operaciones del Scotiabank & Trust en Georgetown, Islas Caimán, dijo que si ella “no está satisfecha y tiene una sensación poco clara sobre la cuenta, esa cuenta no se abre”.

Comentó que en su región, los bancos no pueden abrir cuentas comerciales sin obtener primero información clave para saber quiénes son los dueños beneficiarios, una mejora importante teniendo en cuenta que las Islas Caimán son generalmente criticadas por ser un paraíso de secretismo.





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