“De risking” una medida extrema que inquieta a la banca de Latam

Antilavado Post

En el  año que termina el “de-risking” aplicado por las instituciones que prestan servicios de corresponsalía,  fue nuevamente uno de los temas que tomó más relieve, por la creciente preocupación que genera en la banca latinoamericana esta  medida, calificada por algunos, como extrema y discriminatoria.

Cientos de instituciones financieras de México, Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Venezuela, entre otros, han enfrentado en los últimos años un enorme desafío para abrir y mantener las cuentas de corresponsalía.

Al cerrar el 2015 se observan tímidos avances de la banca latinoamericana para actuar como bloque ante estas medidas extremas, lo cual impone a los oficiales de cumplimiento de la región una tensión creciente con sus corresponsales.

Por ejemplo, hay que recordar que ante el riesgo de sanciones económicas y la acusación de que han apoyado actividades de lavado de dinero, instituciones como Citi-Banamex, HSBC, Scotiabank, y otros que tienen operaciones en Estados Unidos, le han cerrado la corresponsalía a más de 30 bancos locales en México.

Existen algunas visiones de expertos consultados por nuestro equipo editorial. He aquí algunas conclusiones:

David Schwart, entonces presidente de la Asociación Internacional de Banqueros de Florida (FIBA) hizo un llamado a la unión de los bancos latinoamericanos para ejercer presión contra el “de-risking” aplicado por las instituciones que prestan servicios de corresponsalías en el marco del XIX Congreso Hemisférico de Panamá realizado del 19 al 21 de agosto.

 Considera el experto que esta sobrerregulación tiene un impacto negativo, pero más por el lado de Estados Unidos, pues las leyes norteamericanas se aplican extraterritorialmente. 

 Si bien la crisis de 2007 y 2008 no afectó tanto a la región, las leyes como Dodd-Frank y Basilea III obviamente tienen su impacto en la región, porque si uno quiere hacer negocio con bancos estadounidenses tienes que cumplir con esas leyes.

 “Tenemos que ir en conjunto y quejarnos en Washington, porque el efecto negativo se siente bien fuerte en Latinoamérica y el Caribe, donde están recibiendo el mayor impacto negativo con el cierre de cuentas y los cortes de líneas de crédito por la rebaja en las carteras de comercio exterior de la banca norteamericana”, insistió.

La tormenta perfecta

 Por su parte, la entonces Ana María de Alba presidenta de la consultora estadounidense CSMB Internacional, Inc argumenta que la armonía operativa entre la banca de Estados Unidos y las instituciones extranjeras es difícil de lograr mientras existan jurisdicciones con pocos controles sobre el beneficiario final, el manejo del efectivo y el cumplimiento laxo de las normativas.

“Yo veo el sistema de corresponsalía bancaria que hoy existe, como la ‘tormenta perfecta’ que impide la coexistencia. Es decir, la combinación de los países que permiten que los beneficiarios reales de estructuras legales se puedan ocultar, con la de los países donde el efectivo pueda seguir ingresando al sistema financiero sin dejar rastro de su origen, y con la de los reguladores que continúan presionando para que se cumplan leyes que, dada las condiciones de ocultamiento que legalmente se permiten, no se pueden llegar a cumplir, es una fórmula que imposibilita la coexistencia que buscan los bancos foráneos con la banca norteamericana. Peor aún, ya el contagio se ve en la banca europea donde se comienzan a ver las mismas pautas que han estado implementando los bancos norteamericanos: el “de-risking”.

Aseguró De Alba que muchos bancos en Latinoamérica consideran que sus sistemas son robustos y que se aplican de manera consistente en todas las operaciones.

“Un gran número de instituciones financieras en la región no logran cumplir con las exigencias que le imponen los reguladores a los bancos norteamericanos. ¿Qué significa esto? Los reguladores en Estados Unidos le exigen a los bancos un nivel de conocimiento extremadamente alto de la mayoría de las operaciones extranjeras que realicen. Esto crea una necesidad de mucha labor manual, lo cual aumenta el riesgo operativo del banco y sus costos. Por ello, muchos bancos optan por eliminar el riesgo de ser criticados, o peor aún, sancionados por su regulador".

Acción discriminatoria

El director ejecutivo de Lavadodinero.com, Alejandro Baptista aduce que si la mejor opción que los bancos de Estados Unidos encontraron ante el riesgo representado por clientes de Latinoamérica es “eliminarlo”, ¿para qué han servido los millones de dólares invertidos desde hace años en implementación de procesos de administración de riesgos?

“Cuando una empresa decide “de-risking” a un país o a un sector –como ha sucedido con los NSM desde que fueron catalogados de alto riesgo por allá en 2004- está descartando negocios por el simple temor de no ser efectivo en la administración de los riesgos asociados a su naturaleza comercial, la cual en el caso de la banca trae implícita el riesgo”

Baptista respalda  el hecho de que en algunos casos el riesgo debe ser eliminado, pero no cree que “mitigar” signifique “discriminar”.

 “De-risking’ debe ser un recurso ocasional, porque al convertirse en una política de control, no es más que una salida discriminatoria (y cómoda) ante los desafíos de la administración del riesgo”.

Cuestión de rentabilidad

Además de la presión reguladora y del temor a las grandes multas, los bancos de Estados Unidos están midiendo el nivel de rentabilidad de cada una de las cuentas de corresponsalías que mantienen, para determinar si vale la pena conservarlas, según explicó el oficial de cumplimiento para Latinoamérica de Bank of America, Guillermo García Horta.

García explicó que los bancos de Estados Unidos están bajo una gran presión de los reguladores, porque no quieren ser víctimas de las multimillonarias multas aplicadas cuando se detectan debilidades en el cumplimiento asociado a los servicios prestados a las instituciones extranjeras.

“Muchas veces las personas que trabajan para los entes reguladores y los oficiales de cumplimiento de muchos bancos estadounidenses desconocen Latinoamérica y basan sus decisiones en las informaciones y en las clasificaciones de riesgo país”, razonó.

 La clave: comunicación mutua

Para la vicepresidente de cumplimiento de banca internacional de Bancamérica, Claudia Alvarez Troncoso, las vías de comunicación mutua deben siempre estar y mantenerse abiertas con el área de cumplimiento del banco corresponsal.

“Recordemos que existen casos en que las personas que lideran las área de cumplimiento en los grandes bancos internacionales no conocen de cerca o no han visitado la jurisdicción en donde mantienen la relación de corresponsalía y solo tienen una idea de cómo son las cosas en esos países, porque lo meten dentro la definición amplia de alto riesgo, es decir que no conocen la esencia de ese país”.

Considera imperativo crear conciencia a la contraparte de los bancos corresponsales para que estén claros en que como banco extranjero se mantiene un buen conocimiento del cliente, se realiza la debida diligencia, monitoreo de transacciones y el control, todo basado en la metodología de clasificación de riesgo.

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