El reto de definir las matrices de riesgo en el dinámico mundo actual

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Cuando un país finalmente deja de estar en las listas de vigilancia norteamericanas o mejora su posición ante la comunidad internacional, las instituciones financieras se enfrentan a la tarea de volver a evaluar sus perfiles de riesgo. 

Los resultados de lograr una participación en un mercado emergente, pero alguna vez inaccesible, pueden ser importantes, si otras entidades comerciales no participan del mismo.

Pero llegar al punto extreme donde las jurisdicciones de alto riesgo se convierten finalmente en confiables para recibir servicios bancarios, es un complejo proceso de cumplimiento que implica la evaluación de muchísimos factores, incluidos la estabilidad política y económica, y los informes sobre los países elaborados por los organismos internacionales de vigilancia, según algunos ex banqueros y consultores.

Si bien un país puede, técnicamente, estar abierto a los negocios en lo que concierne al gobierno de los EE.UU., la región “no cambia sus calificaciones de la noche a la mañana” afirmó Howard Steiner, socio senior de ImpactAML LLC, consultora de Las Vegas. “Aún cuando estos países ahora están integrados a la comunidad internacional, el nivel de diligencia debida reforzada que los bancos deben aplicar sobre ellos en ese área en realidad aumenta”.

Esto es así porque con frecuencia existe “un retraso temporal de varios años, entre cuando una región –sea que se trate de Libia, Rusia o el Medio Oriente– se afianza y cuando se vuelve efectivamente menos riesgosa”, señaló Elaine Carey, vicepresidenta senior y directora nacional de investigaciones de la consultora Control Risks, en Londres.

Un banco que esté interesado en ingresar a ese mercado debe obtener información de varias fuentes para evaluar la estabilidad política y económica del país, según Nelson Everhardt, presidente de Everhardt and Associates, en Charlotte, estado de Carolina del Norte, y ex ejecutivo principal de cumplimiento del Bank of America.

Por ejemplo, si un país tiene la intención de implementar un sistema riguroso antilavado de dinero pero está plagado por una economía débil –la situación existente en varios países latinoamericanos–, las instituciones financieras de la región no tendrán la actitud o el apoyo de los ejecutivos para depurar los antecedentes de los clientes para detectar actividades sospechosas y mantenerlos a flote, explicó Everhardt. De manera similar, si la economía de un país comienza a mejorar y atrae inversiones extranjeras en dólares, pero existen sospechas sobre el liderazgo, cualquier apertura ALD evidente podría ser simplemente un adorno, dijo.

Rumania, país que obtuvo el ingreso a la Unión Europea hace varios años es un ejemplo de cómo las mejoras ALD pueden ser simplemente cosméticas, ya que luego este país aprobó regulaciones que podrían dificultar el enjuiciamiento de lavadores de dinero, como por ejemplo la obligación de que aquellos sobre los que se sospeche que sean traficantes de drogas sean notificados antes de proceder al allanamiento de su domicilio, señaló Everhardt.

Importancia de los Informes

Algunas consideraciones a favor de la disminución del riesgo en un determinado área sería el mejorar los reportes sobre países elaborados por las organizaciones regionales que publican guías para combatir el lavado de dinero, como el Grupo de Acción Financiera (GAFI), el Fondo Monetario Internacional y Moneyval; o mejorar las calificaciones sobre corrupción de organizaciones como Transparencia Internacional y otras, indicó Everhardt. “Hay que obtener cada informe en el que se pueda participar”, precisó.

Pero los oficiales de cumplimiento deberían tener presente que esos informes, incluidos aquellos preparados por el Departamento de Estado de los EE.UU., están teñidos por las políticas exteriores y los “lobbyistas” (negociadores políticos) regionales, indicó Carey, quien agregó que “Esos informes están desgastados". 

Hay mucha política en ellos y lo mejor que puede hacerse es juntar un par de ellos y ver de dónde surgen las calificaciones, si marcan una línea directa”, y si existe alguna consistencia, sea positiva o negativa. Luego de que una institución financiera tiene una gran cantidad de reportes nacionales e internacionales y el país parece comprometido a aprobar e implementar medidas ALD rigurosas, los bancos deberían complementar esas conclusiones con una visita al país, señaló.

En tal sentido, Everhardt considera que todos los bancos deberían realizar una visita al lugar en las áreas de mayor riesgo al menos una vez al año, la que debería ser hecha por una persona que “haya vivido allí, hable el idioma y comprenda los temas políticos de la región. Eso es vital porque cuando comienzan los problemas, las cosas pueden cambiar rápidamente”.

Esperar mucho tiempo para que el resto del mundo crea que un sitio que antes era riesgoso se haya modificado y convertido en una oportunidad para realizar inversiones estables “podría ser un error porque se pueden obtener enormes ganancias” en ese período, dijo Carey. “Estamos viendo más bancos en los Estados Unidos que trabajan en áreas más riesgosas, porque están desesperados”.

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