Cuando las iglesias y el rezo se juntan con el lavado de dinero

Antilavado Post

Es de saber general que muchos los narcotraficantes son fieles seguidores de las iglesias y que a pesar de encontrarse con múltiples ocupaciones siempre guardan un momento para cumplir con sus obligaciones como feligreses y para mantener estrechas relaciones con los miembros de las iglesias.

Como ejemplo, el narco Amado Carrillo tenía en Culiacán un cura de confianza llamado Ernesto Álvarez, el sacerdote católico Gerardo Montaño Rubio recibió de la banda de los Arellano Félix donaciones para construir el ostentoso Seminario del Río, en Tijuana, y el obispo de Mexicali José Isidro Guerrero Macías asegura haber bautizado a algunos de los hijos de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”.

Teniendo estos vínculos en cuenta, el debate respecto a lo que esconden las iglesias, cuál es la verdadera relación entre el narco y los prelados y si se debería o no investigar el perfil del fiel que hace donaciones, ha estado siempre encima de la mesa, intensificándose a raíz de unas declaraciones del presidente del Episcopado mexicano, Carlos Aguiar en las que señalaba que narcotraficantes han financiado obras públicas en zonas rurales marginadas por el gobierno y que además han construido iglesias.

“Son muy generosos con la gente de sus comunidades, y en general instalan energía eléctrica, telecomunicaciones, autopistas y carreteras que ellos pagan", señaló Aguiar. Pero el entonces fiscal general de México, Eduardo Medina Mora, no opina lo mismo y pidió a la Iglesia Católica no “tener conmiseración” con los capos de la droga, y agregó: “estas personas no tienen ninguna generosidad, lo que están haciendo es destrozar a nuestras familias y a nuestras comunidades”.

Así pues, la metodología usada consiste en que los narcos esconden en forma de donaciones el dinero del narcotráfico y que sirve para construir edificios religiosos. Cuando el sacerdote deposita el dinero de los narcos en el banco puede alegar que es fruto de las donaciones de su parroquia con lo que al no ser la iglesia ni sus trabajadores un sujeto obligado, el funcionario lo deposita automáticamente sin realizar ningún proceso de identificación del origen de los fondos.

Una vez depositado el dinero, el monto ya se encuentra en el sistema financiero legal y pueden realizarse varias operaciones o trasferencias con normalidad.

A pesar de la gran generosidad de narcotraficantes con sus congregaciones no se puede ignorar la dudosa procedencia del dinero de tales inversiones ni las obligaciones jurídicas que todo ciudadano tiene con la sociedad. Se trata simplemente de lavado de dinero, que la ley penal define en México como “operaciones con recursos de procedencia ilícita”.

“La iglesia es un buen método para hacer relaciones públicas y para lavar la imagen de los narcos entre la población local, más que para lavar dinero en si”, dijo Kenneth Rijock experto antilavado y presidente de World Check. “¿Realmente existen los mecanismos legales necesarios para poder detectar si hacer una donación a la iglesia es lavar dinero?, ¿cree que un gobierno (latinoamericano) presentaría cargos contra una iglesia o un cura por lavado?”, se preguntó Rijock.

“A pesar de los casos surgidos, las iglesias no deberían ser sujetos obligados, porque son una institución de bajo riesgo”, aseguró Rijock.

Esta realidad no sólo ocurre en México sino que en otros países como Colombia ya se han iniciado procesos contra algunas congregaciones religiosas. En el año 2002, el Ministerio del Interior ordenó investigar a 1.800 iglesias católicas para determinar sus presuntos nexos con el narcotráfico y sus actividades de lavado, a pesar de que no se hayan podido concretar los resultados de dichas investigaciones.

El lavado a través del ámbito religioso

Una nueva forma de lavado de dinero utilizada por organizaciones criminales es a través de agrupaciones de carácter aparentemente religioso que tienen representaciones en varios países a la vez.

Es el caso de una agrupación originaria de Brasil llamada Iglesia Universal Reino de Dios, conocida por su lema “Pare de Sufrir”, cuyo dirigente Edir Macedo organizaba concentraciones aparentemente de carácter religioso, donde los fieles participantes otorgaban donativos.

La agrupación religiosa acudía al banco a depositar fuertes sumas de dinero en efectivo, que argumentaba haber recibido de sus fieles como donativos. Ese dinero lo movían de un banco en el país donde recaudaban hacia otra nación en el continente y a otra y otra, siempre justificando que eran donativos en efectivo y a través del banco, hasta darles un carácter aparentemente legal.

La entidad bancaria evidentemente no comprobaba la certeza de las donaciones de fieles ni los donantes habían pasado antes por un proceso de identificación en la iglesia para saber de dónde procedía el dinero que estaban donando, convirtiéndose este método en uno de los más fáciles para lavar por la dificultad de detectar el origen de los fondos.

El pastor brasilero viajaba en un avión de 20 puestos, tiene más de 100 propiedades en la región y una enorme casa en Río de Janeiro entre otros lujos todos obtenidos a través del dinero lavado.

Los antecedentes de una iglesia polémica

En julio de 2003, el ex procurador general de México Jorge Carpizo, denunció al Cardenal de Guadalajara Juan Sandoval de estar involucrado en irregularidades financieras.

El gobierno mexicano impulsó entonces una investigación después de que Carpizo alegara que el cardenal y sus subordinados podrían haber recibido donaciones de narcotraficantes para la construcción de cuatro iglesias y un refugio para inmigrantes.

El cardenal siempre negó haber cometido algún hecho delictivo y la oficina del Procurador General determinó que todos los movimientos financieros por parte del cardenal fueron legales.

Así, la oficina de la Procuraduría General de México cerró a fines de 2003 una investigación sobre lavado en contra de Sandoval, tras determinar que no había pruebas de que el prelado había lavado fondos provenientes de fuentes ilícitas.

La financiación del terrorismo entra en juego

Por otro lado, Estados Unidos no se queda atrás en este tema y además de procesar a rabinos por lavado de dinero en Nueva York, también se ha investigado a ciertas organizaciones religiosas por posible financiación del terrorismo.

Según un informe del 24 de mayo de 2007 publicado por el Servicio de Investigaciones del Congreso (por sus siglas en inglés, CRS), hay grupos que utilizan a esas organizaciones para recaudar fondos y lavar dinero, reclutar miembros y hacer propaganda de sus causas.

El informe del CRS mencionó a la Fundación Tierra Santa para Ayuda y Desarrollo, que se describía a sí misma como una organización para ayuda en casos de desastres naturales pero que su principal actividad había sido el envío de fondos a la organización terrorista Hamas, de acuerdo con el Departamento del Tesoro.

En junio del año 2000, Muhahedin-e Khalq, una organización iraní, llegó a recaudar $10.000 dólares diarios en el Aeropuerto Internacional de Los Angeles solicitando contribuciones de los transeúntes bajo el pretexto de donar para los refugiados de las atrocidades cometidas en Irán.

La Fundación de Benevolencia Internacional con base en Illinois ha estado también bajo la mirada por sus supuestos vínculos con la red terrorista de al Qaeda. El líder del grupo, Enaam Arnaout, está en una cárcel de Chicago como resultado de un registro en el que los agentes de la ley hallaron pruebas que lo vinculan con la red terrorista.

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